La estructura criminal estaba conformada por falsificadores, muleros bancarios (quien realiza las transferencias) y blanqueadores. En cuanto a las operaciones que los implicados realizaban con criptomonedas las autoridades no ofrecieron detalles y se limitaron a informar a través de un comunicado de prensa lo siguiente:

El grupo de estafadores estaba conformado por diversos niveles dentro de la organización, representando cada uno un rol para llevar a cabo el fin criminal (…) Los organizadores evadían los beneficios de la actividad fuera del país por medio de una empresa de cambio de divisas e, incluso, en inversiones en criptomonedas.

Tampoco se informó sobre la cantidad exacta de personas afectadas solo que una de las víctimas perdió 240 mil euros. Los funcionarios policiales iniciaron las averiguaciones por las constantes denuncias recibidas desde diferentes ciudades españolas. Al identificar su modus operandi se iniciaron las pesquisas para detener a los involucrados.