Incluso el precio de Bitcoin de 7,900 dólares no ayudaría a los bajistas a adelantarse a la caducidad de las opciones de BTC de 1,000 millones de dólares.
Futuros, opciones, el chupacabras y los alienígenas en Egipto. El mercado de derivados es como tener un barco o una piscina en la casa. Es emocionante al principio. El anuncio es una fiesta. Y en los primeros días todo es un sueño. Pero luego con el tiempo comenzamos a sentir los inconvenientes del meollo en el que nos metimos. Los derivados son Bitcoin y, al mismo tiempo, no son Bitcoin. En un sentido, son la puerta de entrada del capital institucional. Y, en el otro, son una máquina de imprimir Bitcoin. Vas, pagas y recibes un papel. Ese papel es Bitcoin, pero, en realidad, no lo es.
Los derivados distorsionan al spot market (mercado de contado). Pero, al igual que sucede con los movimientos de las ballenas, es muy difícil precisar con exactitud esta distorsión. Un día Bitcoin supuestamente cae debido al vencimiento de los contratos, y otro día se vencen los contratos, pero Bitcoin sube o se mantiene inmóvil. ¿Cómo es esto? Entonces, los futuros se han convertido en el comodín que usan algunos para explicar cosas sin explicación. Si no tenemos respuestas, son los futuros o las ballenas.
¿Quién mató a la vaca mariposa? El chupacabra. ¿Cómo se construyeron las pirámides sin la ayuda de grúas? Seres de otro planeta. La semana pasada salió una historia muy similar a esta, que por cierto también analicé en mi columna semanal. Se predijo el desastre debido a los contratos. Pero Bitcoin se mantuvo indiferente. Ahora lo mismo. Bueno, vamos a ver qué pasa hoy.